Al caer la noche, el cuerpo busca tranquilidad, no fuerza. En ese momento, se necesita algo cálido, pero no pesado, algo que no nos sobrecargue, sino que, al contrario, nos ayude a relajarnos. Por eso, los buñuelos de calabacín ocupan un lugar especial en la dieta. Se preparan en minutos, pero su efecto dura mucho más.
El calabacín es una verdura neutra y delicada. Tiene mucha humedad y poca tensión. Al rallarlo, mezclarlo con una cucharada de avena y freírlo en una sartén seca, se obtiene la textura perfecta: suave, cálida y relajante.
Para los hombres cansados del estrés constante, del trabajo sedentario o de la fatiga oculta, este plato no solo es alimento, sino un apoyo. Sobre todo si se come despacio, sin distracciones. Uno tras otro, estos buñuelos parecen absorber los restos de tensión.
Deben consumirse por la noche, con tranquilidad. Se puede añadir un poco de yogur natural o pasta de eneldo verde. Pero también funcionan por sí solos. Y este efecto es precisamente lo que no requiere prueba. Solo hay que sentirlo.
Posted inComer como un acto delicado
Tortitas de calabacín: ligereza que se despliega lentamente
